martes, 17 de junio de 2014

CAPITULO 4



Pedro 


Necesito volver a dirigir la atención a ella antes de decir algo estúpido. Y con la manera en que sus brillantes ojos verdes miran directamente a los míos, quién sabe qué podría admitir si me insistiera. —Así que, ¿por qué estás aquí afuera escondiéndote?


Sus ojos viajan hacia los míos nerviosamente, como si hubiera destapado algún gran secreto. Sólo que no tengo idea de cuál es. Paula pone los hombros derechos y deja escapar un suspiro. —No me estoy escondiendo. Sólo necesito un descanso.  


Actúa como si estar en una fiesta fuera un trabajo, pero no puedo discutir.Yo también prefiero estar aquí afuera con ella. Por un momento me observa desde el rabillo del ojo. 


En lugar de mirarla como quiero hacerlo, sigo jugando con la brizna de pasto que saqué del suelo.  


—¿Por qué estás aburrido de la vida? —pregunta.


No tiene manera de saber la verdad detrás de sus palabras. 


Antes de que pueda responder, la puerta se abre detrás de nosotros, sorprendiéndonos con una molesta ola de música. Paula y yo nos damos la vuelta para ver quién ha interrumpido nuestro escondite. 


Es Hernan. Joder, mierda. Se tambalea hacia nosotros, con los ojos danzando entre Paula y yo con interés. —Vero te está buscando —anuncia. 


Me encojo cuando Paula levanta una ceja, sin lugar a dudas preguntándose quién es Vero.


—Ahora estoy ocupado.


Hernan continúa—: Vuelve adentro, hombre. Necesito que desvíes hacía mí alguno de los coños que atraes. —Da un largo trago a su vaso—. Demonios, incluso tomaré tus sobras. —Sus ojos se vuelven hacia Paula—. Y considerando que ésta todavía está hablándote, supongo que todavía no te la has follado. 


Paula se encoge ante sus palabras, y en menos de dos segundos, estoy de pie.


CAPITULO 3



Paula

 
Pedro se mantiene en silencio a mi lado, y puedo sentir que hay algo más en su mente además de escapar de la fiesta —sólo que no tengo idea de lo que es, o por qué me ha elegido a mí como compañía. Sonrío para mí misma pensando que Catalina estará bastante orgullosa de que estoy aquí afuera hablando con Chico Guapo. Y es lindo. Es casi demasiado para soportar tenerlo tan cerca y solo. 


Huele jodidamente increíble también, como una pizca de colonia fuerte y un rastro de detergente para lavar la ropa. 


Quiero hundir mi nariz en su cuello e inhalar,acercarme a ese aroma delicioso. Por supuesto que no hago tal cosa. 


—¿Qué es lo más interesante sobre ti? —pregunta de repente.


De ninguna manera voy a decirle eso. Su pregunta es extraña, pero le sigo la corriente. —Soy adoptada.


—¿En serio? —Su mirada se mueve rápidamente hacia la mía.


Cada vez que le cuento a la gente, sus ojos se iluminan con asombro, como si de repente fuera especial, diferente. No sé si esperan que sea de algún genial país extranjero, o tal vez que mis padres sean celebridades, pero la verdad no se
parece en nada a eso. —De ninguna parte interesante. Simplemente Colorado. 


—Eso es genial. ¿Alguna vez has vuelto a ir?


—Nop. Mis papás querían llevarme como regalo de graduación, pero no lo sé... —Me encojo de hombros—. Los convencí de que no quería ir. En realidad, sí quería. Desesperadamente. Pero me sentí culpable por querer ir. Se ponían incómodos cada vez que hablaba de algo relacionado con mi madre biológica,como si pensaran que no era suficiente para mí —termino. No tengo idea de por qué estoy descargándome con un chico que acabo de conocer. Parece que Chico Guapo posee la extraña habilidad de convencerme de decir la verdad. Nada bueno. 

Sin embargo para crédito suyo, Pedro no reacciona para nada ante la cosa de los dos papás. Simplemente asiente y sigue jugando con el corte deshilachado de sus vaqueros, como si estuviera escuchando atentamente, tanto a las cosas que digo como a las que no digo.


Lo cierto es que jamás he conocido a mi madre biológica, pero siempre había querido hacerlo. Depende del humor en el que estaba, imaginaba a mi madre como una modelo elegante, o durante los tiempos más duros de lidiar con mi adopción,como una vagabunda.


Mi primera impresión de Pedro “Chico Guapo” cuando lo vi dentro con la rubia, fue que era el típico chico de fraternidad amante de la fiesta. Ahora,observándolo silenciosamente jugando con el dobladillo de sus vaqueros, no estoy tan segura. Parece más cómodo sentado aquí en la oscuridad que adentro con sus amigos.


—Entonces, ¿qué es lo más interesante sobre ti? —pregunto, devolviendo su extraña pregunta. 

Suelta una risa suave, el timbre de su profunda voz aplastándome como una ola seductora. —Mmm. —Considera mi pregunta por un minuto, mirando el cielo—. No lo sé. Pero como que quiero descubrirlo,¿sabes? 

 
Asiento. Qué par hacemos, sentados aquí afuera, solos en la oscuridad. Yo estoy escapándome de mi pasado, y él está intentando descubrir su futuro. Sea como sea, parece que ambos estamos cansados de la idea de las fiestas sin sentido.


Mientras la fiesta arrasa adentro, encuentro consuelo al comprender que no estoy sola.