sábado, 28 de junio de 2014

CAPITULO 29



Paula 


Todavía estoy sonriendo como una idiota cuando entro a la habitación. 


Catalina está sentada en el futón pintándose las uñas cuando entro. Estudia mi ropa arrugada y mi pelo desordenado con una sonrisa. —¿Tuvieron diversión esta noche? 


—Sí. —Me muerdo la mejilla para evitar contarle todo—. Fue muy divertido. ¿Cómo estuvo tu cita?  


—Aburrida. —Se encoge de hombros—. Oh, un paquete llegó para ti. 


Catalina asiente hacia el escritorio donde un gran sobre espera.


Guau. Ya está aquí. Un destello de calor invade mi pecho. 


Catalina se detiene, sosteniendo la botella de esmalte. —¿Paula? ¿Qué es?


—¿Mmh? —Cojo el sobre—. Probablemente no es nada. —Mentira. Esto es todo: La cura a mi crisis de identidad, un enlace a mi pasado y un futuro posible con mi madre. Las lágrimas pinchan mis ojos, y sin soltar el sobre, me dirijo hacia fuera, a los baños comunes. Necesito un momento para mí. 


Abro la cortina de la ducha en el otro extremo y me siento en el frío asiento sobre los azulejos.


Entonces vacilo. Tal vez no debería estar sola cuando lo abra. Marco el número de Pedro, pero la llamada va al correo de voz. Después de esperar varios minutos, le envío un texto. Equilibro el teléfono en el banquillo a mi lado. Ya que por lo general responde de inmediato, así que me sorprende cuando no me devuelve el texto.


He estado esperando toda la vida para este momento, y no soy capaz de esperar incluso un segundo más. Rasgo el sobre y saco lentamente la pila de papeles.


Sé que Pedro dijo que no tenía planes para hoy, así que me pregunto dónde podría estar. Esa pregunta se instala como una sensación incómoda en mi estómago, pero lo empujo a la parte trasera de mi mente al comenzar la lectura de la carta de apertura, dirigida a mí, es de la agencia de adopción. Agradecen el difícil viaje que este proceso puede llegar a ser, y me dan una lista de recursos para ayudarme a lidiar con las búsquedas de mis padres biológicos. 


Impresionante.


Incluso no tienen fe en su proceso. 

Las siguientes páginas contienen formularios aburridos e información que mis papás tuvieron que completar hace diecinueve años. Es curioso ver que su escritura no ha cambiado nada en todo ese tiempo. Ver la gran cantidad de formularios y la información que suministraron me abruma. Debieron haberme querido demasiado. Ese pensamiento me hace sonreír, aunque es rápidamente seguido por una punzada de culpa por hacer esto a sus espaldas.


Sigo hojeando las páginas, sabiendo que probablemente lo bueno está en la parte posterior de la pila.


Bingo.


Una vieja fotografía de una mujer que me parece sorprendentemente familiar está recortada en la última página. El mismo pelo ondulado castaño y ojos grandes que me saludan en el espejo cada mañana están mirándome. 


Respiro profundamente, conmocionada por lo joven que parece.


Su primer nombre y una cuenta de correo electrónico genérico se suministran en la última página.


Alejandra. 

El nombre de mi madre es Alejandra. 

Estoy extrañamente carente de emoción. Sin embargo su foto es cautivadora, y me encuentro mirándola, rozándola con amor con mi pulgar. Las lágrimas pican mis ojos, y aunque es difícil, guardo los papeles en el sobre, regreso a mi cuarto y añado su correo electrónico. Señor, ayúdame con lo que ocurrirá a continuación.

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