sábado, 21 de junio de 2014

CAPITULO 12



Pedro

 
Necesito recuperar mi control de nuevo antes de que haga algo estúpido y trate de besarla. Si lo hago, no voy a ser capaz de detenerme. Dándome la vuelta,me arreglo por encima los pantalones. —Te traje algo. 


 —¿En serio? —Oigo la sonrisa en su voz, y estoy agradecido de que, al menos, ahora las cosas no sean raras entre nosotros. Ella me sigue a través de la habitación a mi tocador. Abro el cajón de arriba, a continuación, señalo la cama—Siéntate.


Lo hace.


 —Y cierra los ojos.


Sus labios se curvan en una sonrisa y sus ojos se cierran. 


Con sus manos,hace un movimiento de agarrar algo. —Dame.


Me río y coloco el pequeño objeto en su mano y con los ojos todavía cerrados, sus dedos exploran. —Un silbato.


Me sonríe y el impulso de besarla es tan fuerte, que doy un paso hacia atrás. 


—Si necesitas algo, sólo sopla eso, y te encontraré


Su expresión se ablanda y agarra el silbato en su mano. —¿Dónde estabas cuando me encontraba en la secundaria? —pregunta, su voz es apenas un susurro.


Mira el silbato de plata en sus manos y puedo decir que sus pensamientos están lejos.


¿Qué pasó que hizo que se convirtiera en esta chica triste y rota? No besarla fue la decisión correcta. —Confía en mí, no te habría gustado en ese entonces. 

El aire cuelga pesadamente a nuestro alrededor, la música se escucha débilmente desde abajo, y Paula permanece sentada en el centro de mi cama. Pero ya sé que no puedo darle un beso, tengo que volver a poner mis pensamientos en marcha.

Hago un lazo con el hilo rojo sobre su cabeza para que el silbato descanse entre sus pechos. —¿Deberíamos volver abajo? 

Me da un guiño.

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